viernes, 19 de agosto de 2016

EXPOSICIONES: "W. EUGENE SMITH. Capturar la esencia" y "FRIDA KAHLO. Fotografías de Leo Matiz en la Casa Azul"


Hoy vamos a dar otra propuesta para visitar en estos últimos días del mes de agosto. Se trata de dos exposiciones de fotografía: “W. Eugene Smith. Capturar la esencia” en la Sala de San Benito, y “Frida Kahlo. Fotografías de Leo Matiz en la Casa Azul” en la Sala de las Francesas. Nunca tuve gran interés por la fotografía hasta que se cruzó en mi camino la asignatura de Historia de la Fotografía y un gran profesor, desde entonces acudo puntualmente a las exposiciones que de este arte se celebran en la Sala de San Benito. La que actualmente está “en cartelera”, la de W. Eugene Smith, es de las que más me han gustado y sorprendido en estos últimos años. Pienso que este interés se ha visto incrementado por el hecho de que W. Eugene Smith era para mí un completo desconocido. Por su parte, la exposición fotográfica de Frida Kahlo me ha dejado igual que estaba, ni frío ni calor, es una pintora que no me entusiasma en absoluto. Creo que su popularidad es un tanto exagerada en relación a su obra. Una coetánea española suya sí que me merece mayor interés a pesar de no ser tan renombrada: Maruja Mallo. La exposición de Frida no consta únicamente de fotografías, sino que también tienen cabida pequeñas esculturas y dibujos de su amigo Germán Cueto; e, incluso, un pequeño video.
A continuación, vamos a reseñar brevemente ambas exposiciones mediante los textos que han redactado sus comisarios (Enrica Viganò – W. Eugene Smith; Angustias Freijo y Mario Martín Pareja – Frida Kahlo ). Ambas muestras pueden visitarse en sus respectivas salas hasta el domingo 28 de agosto.
 

EUGENE SMITH. CAPTURAR LA ESENCIA
La exposición “Capturar la esencia” quiere mostrar la obra de Eugene Smith, un mito de la historia de la fotografía y del periodismo, y lo hace a través de algunas de sus series fotográficas más conocidas: Segunda Guerra Mundial (1943-1945), Médico rural (1948), Vida sin gérmenes (1949), Gales (1950), El pueblo español (1951), La comadrona (1951), El reino de la química (1953), Un hombre piadoso (1954), Pittsburgh (1955-1958), Minimata (1972-1975)
William Eugene Smith
Eugene Smith era un artista del objetivo, obsesionado por la perfección, y un ser humano dominado por fuertes contradicciones. Un genio de la comunicación que entró en conflicto con todos los medios de su época. Especialmente con el más famoso de aquellos años: la revisa Life. Smith inventó el ensayo fotográfico, que era un conjunto de imágenes mucho más estudiado que la simple ilustración de un artículo. Cada fotografía comunicaba algo específico y se conectaba con la siguiente en un discurso que se acercaba más al concepto de ensayo en literatura. Por otro lado los photo-editor de Life tenían obviamente sus propias ideas sobre cómo colocar las fotos, y era en ese momento cuando empezaban los conflictos que más de una vez se convirtieron en dimensiones por parte de Smith, hasta la definitiva en 1954.
Un hombre que vivía y sufría para sus pasiones, pero que sin duda ha dejado huellas en todo momento y en todos los continentes, aunque enseñando sin velos las aristas de su personalidad y las ansiedades de su mente, siempre amparado por un ego convencido y convincente.
En la muestra se pueden apreciar extractos de los reportajes más importantes. 60 fotografías juntas que constituyen un documento único, con copias originales de Life, apuntes autógrafos del artista o lay-out de proyectos en desarrollo. Todas las magníficas obras que forman parte de la exposición están positivadas por Eugene Smith mismo. Es decir, elegidas, cortadas, manipuladas, mejoradas en su resultado final, según su obsesión en crear imágenes emblemáticas, que pudieran contar un hecho, pero tocando el alma.

¿Quién fue W. Eugene Smith?
William Eugene Smith fue un reportero fotográfico estadounidense nacido en 1918 en Wichita (Kansas). Se graduó en la Alta Escuela del Norte de Wichita, en 1936. Empezó su carrera realizando fotografías para dos periódicos locales, “The Eagle” y “The Beacon”. Se mudó a New York y comenzó a trabajar para el Newsweek y comenzó a ser conocido por su incesante perfeccionismo y su personalidad. Eugene Smith salió de Newsweek por negarse a usar cámaras de formado medio, uniéndose a la revista Life en 1939. Pronto dimitió de su puesto en la revisita Life y fue herido en 1942 mientras simulaba una pelea para la revista Parode.
Trabajó como corresponsal para la publicación Ziff-Davis, y de nuevo para la revista Life; Smith fotografió la Segunda Guerra Mundial desde las fronteras de las islas estadounidenses, realizando las fotografías de la ofensiva estadounidense contra Japón y tomando fotos de los marines estadounidenses y de los prisioneros de guerra japoneses en Saipán, Guam, Iwo Jima y Okinawa. En Okinawa, Smith fue herido por un mortero. Una vez recuperado, y profundamente desilusionado de la fotografía de guerra Smith continuó su labor en Life y perfeccionó el ensayo fotográfico, desde 1947 hasta 1954. En 1950 viaja hasta el Reino Unido para cubrir las elecciones generales, en las cuales sale victorioso Clement Attlee, del Partido Laborista. La editorial de la revista Life se mostraba en contra de un gobierno laborista, pero los ensayos de Smith sobre Attlee eran muy positivos. Finalmente, un número limitado de fotografías de Smith de la clase obrera británica fue publicada en Life. En la década de los 50 se une a la Agencia Magnum.

Smith se volvió a separar de Life porque la revista había usado sus fotos sobre Albert Schweitzer. Empezó un proyecto documental sobre Pittsburgh, donde profundiza su metodología de trabajo de profunda implicación con el objeto de su documentación. El proyecto sobre Pittsburgh, encargo recibido de la Agencia Magnum, debía realizarse en 3 semanas y Smith lo extiende por un año, sin quedar nunca conforme con los resultados y la selección que finalmente publica Magnum. Son muy conocidas las disputas que Smith sostiene con los editores fotográficos con los que tiene que trabajar, y es el primer fotógrafo que abre la discusión sobre la importancia de la participación del autor de las fotografías en la edición final, respecto de los procesos de selección de las fotos que finalmente se publican, su orden y disposición en la página, así como los texto y epígrafes que las acompañan. Publica además una serie de libros de sus ensayos fotográficos, en los cuales Smith buscaba tener el auténtico control sobre el proceso de edición de las fotografías del libro, llegando a tener una gran fama de inconformista. Murió en 1978 en Tucson (Arizona).
Actualmente, la fundación William Eugene Smith promueve la “fotografía humanista”, que desde 1980 premia a los fotógrafos comprometidos en este campo.

Frases célebres de William Eugene Smith
Nunca he tomado ninguna imagen, buena o mala, sin pagar por ellas un precio emocional”.
Yo no escribí las reglas. ¿Por qué entonces debería seguirla?”.
Para que sirve tener una gran profundidad de campo, si no hay una adecuada profundidad de sentimiento”.
La pasión se encuentra en todas las grandes búsquedas y es necesaria en todos los esfuerzos creativos”.
Mis fotografías, cuando me salen bien, son una pequeña contribución, pero a través de ellas procuro seguir, criticar e iluminar y así tratar de ofrecer un entendimiento compasivo”.


FRIDA KAHLO. FOTOGRAFÍAS DE LEO MATIZ EN LA CASA AZUL
Frida Kahlo. Fotografías de Leo Matiz en La Casa Azul” es una exposición que recoge las míticas fotografías que el fotógrafo colombiano Leo Matiz realizó a Magdalena Carmen Frida Kahlo y Calderón, popularmente conocida como Frida Kahlo (Coyoacán, 6 de julio de 1907 – Coyoacán, 13 de julio de 1954), y casada en 1929 con Diego Rivera.
Cuando André Bretón conoció la obra de Frida Kahlo afirmó que era una surrealista espontánea y la invitó a exponer en Nueva York y París, ciudad esta última en la que no tuvo gran acogida. Frida nunca se sintió cerca del Surrealismo, y al final de sus días rechazó abiertamente que su creación artística fuera encuadrada en esa tendencia: “Se me tomaba por una surrealista. Eso no es correcto. Yo nunca he pintado sueños, lo que yo representaba era mi realidad”.
Kahlo fue retratada tanto o más que cualquier estrella de cine en México y sus fotos alimentaron su protagonismo en su entorno. Durante su primer viaje a Estados Unidos fue fotografiada por Lucienne Bloch, Imogene Cunningham, Peter Juley, Martin Munkacsi, Nickolas Muray, Carl van Vechten y Edward Weston. Y la lista siguió creciendo. En México posó para Tina Modotti, Lola Álvarez Bravo, Miguel Ángel Bravo, Miguel Covarrubias, Giselle Freund, Héctor García…, entre otros.

También por André Breton y Dora Maar. Lola Álvarez Bravo afirmó que Kahlo era buscada por los fotógrafos debido a su atractivo estético. Estos famosos fotógrafos y, quizás, muchos más, realizaron series muy conocidas, como la que acoge esta exposición de FRIDA por Leo Matiz.
Desde muy joven, sin duda, junto a su padre, el fotógrafo Guillermo Kahlo, Frida aprendió a posar. Complacida, permitía que otros le retrataran. Ella dominaba por completo el instante fotogénico; una modelo que se dirigía a sí misma y que imponía la manera en que debía ser retratada. Modelo intransigente que manipulaba el sentido final de la placa. De los testimonios fotográficos que quedan de esa época, que son numerosísimos, quizás el más interesante es el que se conserva en el acervo del fotógrafo colombiano LEO MATIZ.
Leo Matiz se sumergió con su cámara Rolleiflex en el ambiente intelectual y artístico de la época y logro registrar en sus retratos la intensidad creativa y personal de los hombres y mujeres que protagonizaron un papel decisivo en la historia cultural de México en los años cuarenta. Leo Matiz fue, al ser uno de los más allegados a la pareja Kahlo Rivera, uno de los que captaron a Frida en la intimidad de su hogar, siendo estos los retratos más originales, precisamente, por su sencillez.


La Exposición
La exposición, comisariada por Angustias Freijo y Mario Martín Pareja, muestra a la enigmática artista Frida Kahlo en medio centenar de imágenes realizadas por Leo Matiz, y que provienen de los fondos de la Fundación Leo Matiz, así como publicaciones de las vanguardias de la época, algunas obras de autores que se interrelacionan y aportan claves de la escena mexicana de la época. Concebida como una gran instalación, la exposición se completa con obras de otros autores de la época (German Cueto, Mathías Goeritz…), publicaciones estridentistas, documentos, bibliografía, proyecciones y textos. Las fotografías son también un acercamiento a uno de los fotógrafos más importantes del siglo XX, el cual expuso en el MoMA en 1949.

Esta exposición examina, asimismo, la utilización vicaria del medio fotográfico por parte de Kahlo, el papel de esas imágenes en su trabajo creativo y, de manera medular, como Frida desafía tres principios básicos de la disciplina fotográfica de sus retratos: la noción de autoría fotográfica en su trabajo, el uso que hace la artista de la capacidad narrativa del medio y, por último, la relación de estas fotografías con ciertas prácticas autobiográficas (“Soy el motivo que mejor conozco”, afirmaría). O, en palabras de Margaret Hooks: “En algunas de las fotografías de esa época, su desbordante personalidad está escondida bajo una ajustada máscara, para sus ojos buscan al espectador con una mirada que no ha perdido ni un ápice de su orgullo desafiante ni de su atractivo”.
También se incluyen en “Frida Kahlo. Fotografías de Leo Matiz en La Casa Azul” las sentimentales fotografías que Leo Matiz realizara a su regreso a México en 1997, después de 50 años de ausencia, de algunos de los rincones de esa “Casa Azul” convertida en museo. Matiz recuerda a aquella mujer controvertida que un día fue su amiga y que le ofreció las miradas más especiales. Él, las inmortalizó. Y soñando y recordando su pasado y el de ella, fotografió algunos de los objetos que la acompañaron a lo largo de su vida, como queriendo encontrar dentro de ellos algo de Frida, algo de aquella mujer que sufrió y amó sin tibiezas.

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